Durante mucho tiempo, el derecho estuvo orientado por la filosofía positivista, que solo daba importancia a la ley y a su interpretación. De esta manera, los libros jurídicos se limitaban a explicar la ley, dando lugar a lo que se ha llamado «doctrina». A lo sumo, algunos textos se orientaban a las bases de esa doctrina e ingresaban dentro del campo de una filosofía del derecho. Sin embargo, desde hace algunas décadas el estudio del derecho coloca a la ley en su contexto cultural, histórico, social y económico, como un elemento que no puede ser entendido fuera de la praxis social.

Un abogado no puede ser formado solo con el estudio de la ley, sino que tiene que aprender que la profesión se practica dentro de un mundo complejo, conformado por múltiples perspectivas y donde hay que tomar en cuenta todos los elementos de la realidad social para ejercer lo que podríamos llamar un derecho en acción.

Este libro permite ver las ricas posibilidades que se abren al jurista cuando comprende que si bien su actividad tiene una gran influencia en la sociedad, también las manifestaciones culturales influyen en el derecho. De este modo, los artículos que componen este volumen vinculan al derecho con la literatura, la realidad social, la psicología, la resolución de conflictos y la enseñanza misma del derecho.